El contrato comunicativo: Grice, Levinson, Lakoff

El centro de la investigación de Grice respecto de las oraciones está en el significado del hablante. Al proferir una emisión, un hablante intenta comunicar algo y, a la vez, intenta que su intención comunicativa se reconozca por un oyente: intenta, por ejemplo, inducir en él una creencia o lograr que se lleve a cabo determinada acción mediante el reconocimiento de su intención (la del hablante); lo que se busca en definitiva es que el oyente intente hacer algo o de que éste crea que el hablante cree algo.
Grice centra buena parte de su obra en explicitar los principios que regulan los intercambios comunicativos y que influyen en la interpretación de los enunciados. De nuevo, el significado implícito o inferido de un enunciado se convierte en el objeto de atención también por parte de este filósofo. Según este autor, los intercambios comunicativos están regulados por el Principio de Cooperación 5, el cual, a su vez, se desglosa en cuatro categorías: cantidad, cualidad, relación, y modalidad. La paráfrasis de dichas categorías en normas sería: dé usted la cantidad de información necesaria, no mienta, sea relevante, y sea claro, respectivamente. A diferencia del Principio de Relevancia, el Principio de Cooperación es puramente descriptivo, y se considera una manifestación más entre otras de la conducta racional del ser humano. A pesar de que Grice no aventura en ningún momento de su obra que dicho principio sea de carácter cognitivo, sí reconoce que no solo el comportamiento lingüístico se puede explicar mediante dicho principio, sino también cualquier tipo de actividad de la conducta humana que esté basada en la cooperación. El principio de racionalidad es una especie de condición preparatoria que se espera que los hablantes observen.
Una de las aportaciones más importantes de este filósofo es su famosa clasificación de las inferencias que provocan los enunciados y que no vamos a detallar aquí. Según él, en un enunciado hay que diferenciar por un lado lo que se dice, lo cual sería evaluable por una lógica de tipo veritativo-condicional, y por otro lado, lo que se comunica, esto es, el contenido implícito de un enunciado y que él denomina implicatura. Para ser más exactos, la implicatura sería la recuperación de un nuevo significado después de aplicar las reglas de deducción al enunciado escuchado. Dentro de las implicaturas, se hace hincapié en las conversacionales que surgen como resultado de la violación de algunas de las máximas y del supuesto de que se respeta el principio de Cooperación. 6
Grice reconoce que el esquema necesita ser ampliado para producir propósitos generales como influir y organizar las acciones de los otros. Leech amplió este esquema con la máxima sea cortés, mientras que Sperber, Horn y Levinson lo redujeron, como se explicará en la siguiente sección.
Los postulados conversacionales de Grice han recibido críticas por parte de la Etnografía. Ochs cuestiona todas las máximas conversacionales de Grice a través del estudio de una comunidad lingüística que habita en Madagascar. En dicha cultura, la gestión de la información nueva y conocida al igual que las normas de cooperación son diferentes. Así por ejemplo, se evita por todos los medios el uso de deícticos de persona ya que albergan la creencia de que esta práctica atrae fuerzas enemigas. Además si alguien tiene una información nueva que el resto de la comunidad desconoce pero que sabe que existe, la persona en cuestión automáticamente adquiere prestigio dentro de la comunidad y se espera que dicha persona no revele la información. Por último, evitan sistemáticamente realizar afirmaciones explícitas acerca de creencias, actividades y comprometerse con hechos futuros para no asumir la responsabilidad social que conlleva.

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