Modalizar reformulando con o sea

Según Fuentes (1995), la reformulación es una operación enunciativa que muestra el control de la comunicación por parte del hablante. Siguiendo a esta autora, la operación de reformulación se podría dividir en tres etapas:

1) el hablante expresa un acto enunciativo X

2) una vez comunicado dicho acto, el hablante percibe que no ha sido producido con éxito, lo que significa que el mensaje comunicado o bien no se adecua a la intención del hablante, o bien no se adapta a las condiciones de interpretación del oyente

3) el hablante decide expresar otro enunciado Y, que se amolde a estas coordinadas.

La reformulación se puede marcar mediante muchos mecanismos lingüísticos, desde una conjunción hasta una entonación determinada (que en C-ORAL-ROM se codifica con las etiquetas [/] y [///]), pasando por un marcador discursivo como el caso de o sea.

Por otra parte, la bibliografía consultada recoge varios tipos de reformulación, a saber: paráfrasis (explicación, corrección, verbalización), condensación o generalización (recapitulación o conclusión) y expansión (definición, enumeración, ejemplificación). Usos que han sido descritos para o sea, como marcador discursivo; recordemos que cuando hablamos del artículo de Félix-Brasdefer se destacaron algunos de ellos.

En ninguno de los estudios consultados la reformulación se enfoca como una operación de modalización. Sin embargo, en este artículo defendemos que reformular también es modalizar en tanto que, a través de esta operación, el hablante tiene la facultad de presentar el mundo expresado en cada enunciado en términos de equivalencia, independientemente de que en ocasiones ambos enunciados estén lejos de considerarse en términos estrictos como tales – de ahí que se distinga, dicho sea de paso, entre una reformulación parafrástica y no parafrástica – . Ilustraremos esta postura con un ejemplo donde se observa que la reformulación también puede servir para modalizar el discurso en función de los intereses del hablante para consigo mismo o para con su interlocutor. La conversación corresponde a dos amigas que hablan de una pareja de amigos común, en la que la chica se llama Raquel.

(6) *ROS: no sé // a mí es que como / Raquel me cae un poco mal … o sea a mí nunca me cayó mal / pero [///] nunca me cayó muy bien /

(efamdl04)

En el ejemplo (6), podríamos señalar que o sea tiene un valor explicativo o, también se podría argüir que en el fondo es rectificativo (niveles pragmático y semántico respectivamente si partimos del marco teórico establecido por Félix-Brasdefer). Sin embargo, para nosotros lo más relevante del ejemplo es que a través del o sea el hablante realiza una evaluación de lo que acaba de decir, y que dicha evaluación es típica de todos los procesos de modalización a través del cual el hablante regula su propio discurso.

El primer enunciado de ROS está orientado a que el interlocutor concluya que Raquel le cae mal. Para evitar que dicha inferencia pueda afectar a su imagen positiva o bien a la sensibilidad o lazos afectivos que su interlocutora pueda tener con Raquel, ROS de forma prudente reformula su enunciado. Lo más importante de este ejemplo es que nos permite observar cómo a un lado y al otro del o sea hay dos enunciados que corresponden a dos mundos posibles, y que dichos mundos se presentan en términos de equivalencia, como si el segundo fuera igual que el primero, cuando en realidad no lo son, ya que en el primer enunciado, la inferencia clara y evidente sería: a ROS, Raquel le cae mal, mientras que en el segundo enunciado, la inferencia a la que está orientado se podría explicitar de esta forma: a ROS, Raquel ni le va ni le viene, por decirlo en términos coloquiales. Estas inferencias difieren considerablemente entre sí, oscilan del posicionamiento a la neutralidad. Lo interesante es que este cambio supone la transformación de una realidad, y dicha transformación se realiza presentando una realidad en términos de otra a través del o sea, sin que por ello se incurra en contradicciones discursivas.

A la luz de estos conocimientos, en el siguiente apartado estudiaremos las diferencias y similitudes contextuales de estos dos marcadores.

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